Arquitectos: A4 estudio – Leonardo Codina y Juan Manuel Filice
Ubicación: Calle Guardia Vieja, Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina
Fecha proyecto: 2009-2011
Colaboradores: Paola Meretta, Eleonora Corti, Eugenia García, José Fornés, Luis Calvet, Mariana Poppi, Gabriela Módolo, Carlos Zanonni, Mario González, Laura Benegas
Dirección Técnica: A4 estudio
Colaboradores: Paola Meretta, Jorge Simoni, José Visiglio
Superficie: Spa-Hamam: 597 m2 – Hotel: 2.180 m2
Cálculo de estructuras: Spa-Hamam, Ing. Juan Camps
Hotel: Ing. Roberto Guerrero
Construcción: Sanco SA
Paisajismo: Huemul SA
Fotografías: Cortesía de A4 Estudio
El descanso y la relajación eran los objetivos principales de este encargo. Su ubicación privilegiada en la periferia urbana de Mendoza y su entorno natural de viñas, frutales, álamos y vistas a los Andes eran el marco de este tapiz autóctono mendocino donde se desarrollaría el emprendimiento.
En un terreno de una antigua bodega de 100 m de frente y 400 de longitud, se estructura el proyecto a partir de un sendero peatonal que conecta sus edificios en sentido este-oeste. Esta situación fuerza al visitante a abandonar su vehículo en el acceso para ingresar al predio caminando, como una acción de olvido y separación del exterior.
En el caso del Hotel un plano horizontal de hormigón unifica y delimita verticalmente el espacio. El piso es el único elemento que se reacciona y se ajusta a los cambios de la pendiente natural
En el Spa-Hamam el espacio definido se encuentra totalmente aislado del exterior. A los elementos definidores del espacio que se ubican con la intención de crear un recorrido de baños, vapores y masajes, se le agrega un muro perimetral que lo encierra, lo priva de su relación visual con el exterior y lo convierte en un espacio que surge a partir de la luz.
Así pequeñas aberturas en muros y techos crean contraluces, detalles, ritmos que cualifican los espacios y motivan los sentidos.
Mientras que el hotel aborda una relación más contemplativa y experimental con el contexto natural que lo rodea, el Spa establece una estricta introversión. El hecho de subir medio nivel para acceder al hotel por una rampa abierta entre el espacio verde se contrapone en el spa al hecho de bajar medio nivel por una rampa que se encierra entre muros de cañas que anteceden a un espacio intermedio semienterrado, previo al acceso del edificio en una clara intención de desaceleración y cobijo.
La fluidez de los espacios públicos del hotel con el exterior articula una clara relación con sus espacios de esparcimiento, por el contrario en el spa los muros de caña surgidos a partir de secaderos de cultivos, crean un manto de opacidad, sombras y sonido que rodean el Spa y lo atrapan en un recinto de privacidad y silencio.